Cada año, los quiteños y quiteñas festejan a su ciudad en el mes de diciembre. Las actividades que se realizan son variadas y las hay para todos los gustos, entre ellas las corridas de toros, que por cierto, no son de mi agrado; no le veo el sentido y peor aún algo artístico en la tortura de un animal. Pero ese no es el punto de discusión de este artículo.
En los últimos años, ecologistas y animalistas se dan cita a las afueras de la plaza para protestar por la matanza de toros en las corridas, alegando que es un crimen inhumano e irracional. Hasta ahí, estoy de acuerdo; sin embargo, todos los días se matan toros, vacas, caballos, burros y hasta perros en los camales de nuestra capital. Mi pregunta es la siguiente: ¿Por qué no están ahí los mismos animalistas y ecologistas que protestan eufóricamente contra las corridas de toros? ¿Por qué solamente protestan en esa fecha (mes de diciembre)? ¿O es que acaso no pueden tolerar que los aniñados y aniñadas de Quito se diviertan, farren, se chumen y se muchen fervorosamente?
Pienso que estamos ante un caso de lucha de clases, porque los que protestan son por lo generallos de la clase media y media baja, no los aniñados. Donde queda la tolerancia hacia las personas que sienten y piensan diferente. Total, quienes son los animalistas y ecologistas para imponer una filosofía de vida al resto de personas. Es mejor que se dediquen a disfrutar de las fiestas de Quito como a ellos les paresca y no molesten al resto. A lo mejor, si un aniñado o aniñada les para bola, cambiarían de parecer.
miércoles, 21 de mayo de 2008
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